Tiros, lío y cosa golda

Domingo por la noche, el sonido de las balas se escucha en el Paseo de los Granaderos. Un enfrentamiento armado deja diversos heridos. Algunos en el lugar, otros por otros lados.
Horas después y cuando todos los medios masivos (esos que nunca hablan de Almagro) referían que dos facciones de la barra habían chocado por disputas que incluían el manejo de la tribuna salió a hablar públicamente el presidente del club. Con el afán de despegar al club del hecho pronunció una frase desafortunada que no hizo más que producir el efecto contrario. Todos hablaban del “En Almagro no hay barras” pronunciado por Juan Carlos Carinelli.
La relación barras, dirigentes y jugadores es una ensalada en donde todo está mezclado. Y negar la existencia es tan poco creíble como negar la relación.
Las consecuencias del hecho violento no tardarían en llegar, y eso sucedió unos días después cuando empezó a organizarse el primer partido del torneo del Tricolor contra Colegiales. La policía ya había decidido que no quería que Almagro jugara en Ingenieros porque consideraban muy posible un enfrentamiento entre integrantes de los grupos antagónicos.
Si bien es cierto que Almagro tiene uno de los listados de personas con derecho de admisión más amplios del fútbol argentino (más de 60 personas) eso no alcanza para evitar una pelea. Por eso la policía le comunicó al APREVIDE esta situación y el organismo provincial decidió que Almagro tenía que jugar “a puertas cerradas” en otro estadio.
Ya no importaba negociar la cantidad de efectivos que se asignarían para custodiar el encuentro (la final con Brown tuvo 180 efectivos y para el partido con Cole la bonaerense arrancó exigiendo 220).
Los dirigentes entendieron que esto no era justo y se movieron con los directivos de la divisional para lograr la suspensión del encuentro. Finalmente Almagro no jugó pero el tema de la localía y el ingreso de socios (como mínimo) a la cancha no tiene resolución.
En la semana los jugadores concurrieron a Futbolistas Argentinos Agremiados para cobrar parte de la deuda que mantiene el club con el plantel por el torneo pasado. Sorprende que los futbolistas recién pudieron ir a FAA el día jueves y el Tricolor debutaba el día anterior. ¿Qué hubiera pasado si el partido no se suspendía? ¿Podían jugar los refuerzos? Entre los rumores (esos que les disgustan a algunos dirigentes), surgió uno que llamó la atención: Un dirigente habría sido quien le pidió a los jugadores que inhibieran al club. Si es cierto, ¿cuál fue el motivo?
En medio de todo esto hay un equipo que se prepara para afrontar un campeonato. Se quedó el DT y se incorporaron 16 (sí, 16) jugadores y el plantel tiene 34 integrantes. Si bien es cierto que el técnico había pedido contar con un grupo reducido (de entre 25 y 28 jugadores) el equipo sigue sumando jugadores hasta horas antes del debut. También es cierto que Carlos Mayor solicitó comenzar jugando en la primera fecha para que no se juntaran partidos pero no debe haberle venido mal un par de entrenamientos adicionales en estos días que tuvo sin juegos el plantel.
Por si faltaba algo el presidente y el vice segundo comenzaron una guerra de cartas documento cruzándose acusaciones sobre las diferencias de criterios que tienen en lo que respecta al manejo del club. La distancia entre Carinelli y Romeo parece imposible de acortar y no es claro el futuro institucional con acusaciones de intentos de agresiones de por medio.
La violencia (de todo tipo) parece haber invadido el mundo Almagro y se supone difícil erradicarla cuando desde todos lados parecen más interesados en enfrentarse que en bajar un cambio.
Apagar un incendio con nafta es imposible y Almagro parece una gran estación de servicios rodeada de fósforos.
Todavía podemos cambiar las cosas, reflexionen.

No hay comentarios: