A 11 años de una victoria historica...

Hace 11 años Almagro le ganaba a Boca 1 a 0 en cancha de Ferro y dejaba último en el torneo al equipo que dirigia Carlos Bianchi y que venia de ganar la Copa Intercontinental.
Acá la nota de ese día:

ALMAGRO 1 - BOCA 0: EL EQUIPO DE BIANCHI DIO OTRO MAL PASO Y ESTA ULTIMO EN EL CLAUSURA

Almagro se dio un gusto de Primera y le ganó a Boca


Con un gol de Bevacqua, el equipo que dirigen Brown y Enrique tuvo una alegría inolvidable. Enfrente, su rival volvió a estar muy lejos de su mejor nivel y, además, le expulsaron a Serna.

JULIO CHIAPPETT
Almagro se dio dos gustos tan grandes como inéditos: ganó por primera vez dos partidos consecutivos en Primera (Chacarita había sido la víctima la fecha pasada) y como local venció nada menos que a Boca (a quien había derrotado en 1938 en la Bombonera). Por lo tanto dos gustos inolvidables. Que soslayan la preocupante situación en la tabla de los promedios. Y que justifican plenamente esa fiesta contagiosa y emotiva de su tribuna cerrando la noche.

Distinto es el panorama de este Boca, que tras arrasar en el 2000, quedó penando en el último puesto del Clausura. Y reiterando una imagen deslucida. Aunque Bianchi no hizo dramas tras el partido: "El futuro de Boca está aquí, en estos chicos. Boca no está para comprar jugadores de cuatro, cinco o seis millones de dólares porque no los tiene". Pero Boca igual fue fiesta en su tribuna: los hinchas perdonaron el mal presente y alentaron con más intensidad a pesar de que el 0-1 era irremontable, teniendo en cuenta que Almagro seguía elaborando situaciones de gol y los ataques propios no prosperaban. Y hubo aplausos y gritos de aliento al final.

El primer tiempo tuvo un quiebre pronunciado. Arrancó con treinta minutos inaugurales decididamente malos, con Boca intentando casi por inercia llevarse por delante a un Almagro que priorizaba marcas y cuidados. Pero aparecía poco Riquelme, menos Delgado... En Almagro cada uno estaba atento a su juego, y a su marca, y nadie se descuidaba. Consecuencia: Boca moría tirando centros o pelotazos de afuera que no molestaban.

Durante los siguientes diez minutos se desarrollaría el show de Madorrán, que enloqueció a Boca. Quizás para despejar los rumores sobre su simpatía hacia Boca, el árbitro terminó perjudicándolo. Sinisterra detuvo a Riquelme tomándolo de la camiseta y no fue amonestado, castigo que si recibieron Omar Pérez y Serna por reclamárselo. En la jugada siguiente, Clemente Rodríguez le sacó la pelota limpiamente a Stalteri, desde atrás. Madorrán cobró falta y amonestó al lateral. Y todo el equipo de Bianchi levantó temperatura. Enseguida Delgado también vio la amarilla por un reclamo y a los 38 minutos Serna siguió hablando y se fue expulsado.

Los cinco minutos finales de este primer tiempo, cuando nada lo presagiaba, fueron tremendamente emotivos y abundaron las situaciones de riesgo al mismo tiempo que el nerviosismo de Boca y los errores de Madorrán se disiparon. Algunos ejemplos: 1) Sparapani, aprovechando una mayor libertad ante la ausencia de Serna, habilitó a Bevacqua, quien eludió a Burdisso y sacó un remate que pegó en el poste derecho. 2) Tras una notable jugada personal, dejando en el camino a Cejas y Puertas, Herrera reventó el travesaño. 3) Riquelme, desde afuera del área, le calentó las manos a Grosso para desviar al corner.

El ingreso de Couceiro hizo posible la rehabilitación de Almagro, dominador del segundo tiempo. Y no porque haya cumplido una actuación brillante, sino porque varió todo el andamiaje táctico de su equipo. Y Almagro empezó a ser mucho más que Boca. Así se repitieron las situaciones de riesgo que convirtieron a Córdoba en un factor importante para que Boca no sufriera un resultado más humillante. El único gol llegó a los 33 minutos, cuando Sinisterra, de gran despliegue abriendo la cancha por izquierda, mandó un centro, falló Burdisso y Bevacqua, de derecha, definió. Antes se lo había perdido dos veces Stalteri (uno dio en el poste). Después pudieron aumentar el mismo Stalteri y Santana. Boca no salía de su desorientación y al irse Riquelme (estaba alterado y Bianchi decidió reemplazarlo) la falta de ideas aumentó. Y Almagro vivió su gran noche, la noche inolvidable.

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